Génova (Italia), la ciudad barroca perfecta para la escapada primaveral que no sabías que necesitabas
15/10/2025
Cuesta seguirle el ritmo a Emanuela Brignone Cattaneo, en lo mental y lo físico: se mueve por Génova (Italia) como pez en el agua, zigzagueando por las calles, atravesando escaleras ocultas y abriendo puertas de palacios hasta entonces cerradas. “Cuando decidimos abrir un hotel aquí, muchos genoveses pensaban que estábamos como cabras”, cuenta entre risas. “Todos decían ‘¡No va a ir nadie a esa parte de la ciudad!’”. Con ‘esa parte de la ciudad’ se refieren a la Via del Campo, un callejón no muy lejos de la costa, inmortalizado en una canción de 1967 con el mismo nombre de Fabrizio de André, el Leonard Cohen italiano. Las cosas han cambiado desde los años 60: las prostitutas sobre las que cantó De André hace tiempo que se marcharon a otros lugares, pero estas antiguas calles siguen siendo un escenario evocador para un retrato de la vida moderna, la reminiscencia de un cantante que creía que la adversidad trae consigo una nobleza innata, la desoladora poesía de la desdicha humana. Es un mundo de conversaciones en árabe y música india, de hombres delgados en dashiki y mujeres briosas luciendo pañuelos en el pelo, de aromas a pan, a café y a pescado que te asaltan sin previo aviso. “Este es el corazón de Génova”, dice Brignone Cattaneo. “Esto es lo que la ciudad siempre ha sido: un puerto con gente de todos los rincones del mundo”.
Nacida en París pero con raíces familiares en Piedmont, Brignone Cattaneo es una de las defensoras más acérrimas de Génova. La arquitecta de formación y marquesa por matrimonio ha trabajado en numerosos proyectos de restauración, incluyendo el Musée d’Orsay, pero su última iniciativa podría ser la más importante hasta la fecha. “El edificio estaba totalmente destrozado”, cuenta. “Los desagües estaban dejando humedades en los frescos. Queríamos crear espacios para artistas, pero nadie quería quedárselos, así que decidimos restaurarlo y convertirlo en un hotel. Tardamos siete años”.
Palazzo Durazzo es un palacio de 1624 construido por la familia de su marido, Giacomo Cattaneo Adorno, ahora reconvertido. Como gran parte de esta ciudad de secretos, la belleza del edificio está oculta tras una puerta antigua. Cuando se cierra a nuestra espalda, la energía frenética de la calle desaparece y se ve remplazada por una quietud y un esplendor que parecen transcender lo físico y te apartan de la vida cotidiana. Es una magia que solo puedes encontrar en Génova, un portal a un mundo diferente, y no será la última vez que lo sientas en esta ciudad.
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