Calle Embajadores: castiza, moderna y muy cool

La calle Embajadores es una de las arterias más populares del barrio de Lavapiés. Una calle que sigue teniendo su aire castizo pero que guarda en cada esquina mucha historia y, desde hace unos años, se ha convertido en moderna y cool. Recorre más de 14 kilómetros que empiezan en la castiza plaza del Cascorro y terminan allá donde finaliza el Madrid industrial, en Villa de Vallecas. Pero aquí se propone recorrer únicamente su parte más castiza y famosa. Su primer kilómetro.

Cónsules huyendo de la peste
Para saber por qué se llama “Embajadores” hay que remitirse a principios del siglo XV cuando la corte de Juan II de Castilla huyó a Illescas por un brote de cólera. A los cónsules y embajadores extranjeros se les propuso ubicarse a extramuros de la ciudad. Una zona de huertas y alquerías mucho más salubres. Cuando la villa creció hacia el río Manzanares la corredera que cruzó estas fincas no pudo más que llamarse como la calle de los Embajadores.

Aquí vivieron nobles, arquitectos, pintores y gente de bien. Siempre ha sido considerada una calle de alta alcurnia, y así puede verse en algunas casas del siglo XV y XVI. La más notable se sitúa en el número 26, justo en frente de la imponente iglesia de San Gines y San Cayetano. Allí vivió Pedro de Ribera, arquitecto de grandes edificios de Madrid como el Hospicio y actual Museo de la Historia de Madrid, el Cuartel del Conde Duque, el Puente de Toledo entre otros palacios para la nobleza de Madrid. Otro ejemplo aristocrático lo tenemos en el Casino de la Reina, una pequeña finca de recreo de la reina Isabel de Braganza, esposa de Fernando VI, y que hoy es un pequeño pulmón verde del barrio.

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