Roma, la ciudad eterna

Entre colinas y a orillas del Tíber, Roma siempre será la ciudad eterna. Estos días con la elección del papa León XIV ha vuelto a ocupar la primera página de todos los diarios y revistas.

No hay nada más hermoso que pasar en un día soleado por entre las ruinas de la antigua Roma. Sin embargo, plaza Navona y el centro ofrecen el contrapunto ideal para disfrutar de una ciudad que sigue siendo eterna y misteriosa. Gian Lorenzo Bernini, el gran escultor barroco (1598-1680), esculpió durante su estancia en Roma por encargo de los monjes franciscanos una escultura que representaba “La Caridad”.

La escultura que mostraba el torso desnudo de una mujer fue considerada impúdica en su tiempo y los monjes optaron por ponerle un sostén de metal que tapaba su seno. El famoso sostén ha permanecido hasta nuestros días cubriendo el pecho de la mujer, pero desde hace tan solo unos años la escultura luce el desnudo original y se puede ver en la iglesia de San Isidoro, cerca de la plaza de España.

La noticia de la liberación de “La caridad” sirve como anécdota para ilustrar el cambio de fisonomía de la capital italiana, una ciudad que aparte de todo su inmenso patrimonio histórico y cultural ha experimentado durante los últimos años una serie de transformaciones urbanísticas que permiten conocer una Roma distinta que complementa su oferta turística.

Cualquier guía sobre Roma informa sobre su historia, museos y monumentos; sin embargo pocas hacen hincapié en los lugares de moda, tiendas de diseño, hoteles renovados, bares de ambiente o restaurantes agradables; lugares todo ellos que también son importantes para el visitante. La mayoría de estos lugares se hallan desperdigados por el centro de la ciudad y constituyen la base del presente reportaje.

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