Qué ver en Utrecht: viudas recatadas, cariátides y sello español

«La historia es la piedra angular de cualquier gran ciudad, pero en Utrecht esa piedra es también el ladrillo, el canal, la torre que toca el cielo». Así describía el escritor neerlandés Cees Nooteboom su fascinación por Utrecht, una ciudad donde la arquitectura se erige como testigo de su pasado y de su apasionante presente. Con más de dos mil años de historia, Utrecht, que llegó a ser la ciudad romana más al norte de Europa y en la actualidad es la cuarta de Países Bajos, es mucho más que una postal de canales tranquilos y bicicletas: una urbe donde cada edificio cuenta una historia, el Gran Canal articula las vidas que giran a su alrededor y nosotros te vamos a hacer de Cicerone neerlandés.

Hay que tocar la campana de la Dom Tower para volver
Imponente y majestuosa, la Dom Tower es el corazón simbólico de Utrecht, no se puede hablar de la torre sin hablar de la ciudad y viceversa. Tanta es la fascinación que despierta que en un reciente festival de tatuajes, todo aquel que grabase para siempre el perfil de la Dom en su piel tendría una visita gratis aprovechando que pierde por fin sus andamios. Y es que, tras varios años de una minuciosa restauración, en 2024 vuelve a lucir todo su esplendor, regalando unas vistas incomparables de la ciudad y sus alrededores. ¿Que cuántos tatuajes de la torre se hicieron? Las fuentes del evento aseguran que unos 200. Porque según una antigua leyenda local, quien suba los 465 escalones de la Dom Tower y toque la campana más alta, volverá algún día a Utrecht, ya que la ciudad jamás permite que uno se marche del todo. Esta creencia, compartida por los guías locales y por supuesto ejecutada con éxito por quien firma este artículo, encierra parte de la magia de esta ciudad.

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