Qué ver en Baltimore: háblame de cangrejos, cuervos y la última cerveza de Poe

Taco de cangrejo, crab cakes, sándwich de cangrejo, linguine con cangrejo, sopa de cangrejo, hamburguesa de cangrejo, quesadilla de cangrejo, crema de sopa de cangrejo […]. Si Bubba, el socio de Forrest Gump obsesionado con las gambas, hubiera visitado Baltimore, su vida nunca habría vuelto a ser igual.

Es lo que ocurre cuando te dejas caer por la desconocida (e infravalorada) ciudad del estado de Maryland, a tiro de piedra de otros tótems viajeros como Washington D.C. (1h30), Philadelphia (1h50) o Nueva York (3h30).

Pero hay mucho más aparte de crustáceos: hablamos de una ciudad abrazada por una bahía tan grande que emerge en lugares insospechados donde flamencos, cuervos y gaviotas tejen nuevas historias.

Baltimore: flamencos en la niebla
Un 3 de octubre de 1849, Edgar Allan Poe fue encontrado en las calles de Baltimore en estado de delirio hasta su inminente muerte. Según la leyenda, el lugar donde tomó su última cerveza fue en Al and Ann’s, inaugurado en 1775 y considerado como uno de los bares más antiguos de Estados Unidos.

En cualquier caso, para The Horse You Came In On Saloon, el nuevo bar enclavado en el antiguo Al and Ann’s, Poe se tomó la última aquí. Es la excusa suficiente para dejarse embriagar por el ambiente del barrio de Fell’s Point, donde las colas para los clubs queer se entremezclan con las visitas a la galería How Great Thou Art, o el suntuoso Sagamore Pendry Baltimore, un hotel de lujo cuyo lobby bar (abierto a todo el público) incita a tomar un whisky con vistas a una estatua de Botero, “Horse and Bridle”, que resulta una rara avis en esta ciudad húmeda y enigmática pero que apunta a tantos horizontes.

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