Guia de Florencia (Toscana) Italia
01/01/2011
Florencia es el santuario del Renacimiento. Iglesias, museos y pinacotecas testimonian una época que hizo historia y produjo algunas de las obras de arte más grandes de todos los tiempos.
Paseando por el Ponte Vecchio, lleno de pequeñas joyerías, por la Piazza del Duomo, con la catedral, el baptisterio y el campanario, o descansando en los jardines Boboli, desde donde se atisba la ciudad, uno se empapa de un ambiente que estremece, de una especie de aire que lleva consigo arte, cultura y tranquilidad. Florencia, la capital de la Toscana.
INFORMACIÓN
Los primeros pobladores de Florencia, tras las tribus itálicas procedentes de la antigua Emilia Romagna, fueron los etruscos, quienes dejaron a un lado el río Arno y se instalaron en lo alto de la colina, más segura y fácil de defender. Tras formar estos la colonia de Fiesole, los romanos se establecieron en la ciudad, formando el típico campamento romano con trazado rectilíneo. La época romana fue un periodo prospero y tranquilo. Tras la caída de Roma, Florencia sufrió repetidos ataques de godos y bizantinos, pero fueron los lombardos (germanos del norte) quienes tuvieron el control de la ciudad durante la Alta Edad Media. Más tarde, tras pasar por el Imperio Carolingio, la primera abadía de la ciudad (fundada por Willa en el año 978), los gremios y el auge de los banqueros, el emperador Barbarroja y los güelfos y gibelinos, llega la época de los Medici. Esta familia, asociada íntimamente a Florencia, gobernó la ciudad durante 350 años, periodo durante el cual se llevaron a cabo numerosas y brillantes obras de arte. Y ya desde un punto de vista más actual, la larga lucha que libró Florencia durante siglos por su autodeterminación llega a su fin en 1861, con el nacimiento del estado italiano.
Florencia está dividida por el río Arno: a un lado el centro histórico y al otro el Oltrarno (al otro lado del Arno). Para comenzar, vamos a darnos un paseo por la Piazza del Duomo y alrededores. Entre estrechas y apretadas calles se alza el Duomo o Iglesia de Sta. María de las Flores, corazón y emblema de Florencia (solo tres templos en el mundo son superiores en tamaño: el de San Pedro, en Roma, y las catedrales de Milán y Londres). Su exterior, lleno de mármoles con colores verdes, blancos y rojos, está presidido por la cúpula. Para su construcción, Brunelleschi venció a Ghiberti en el concurso que otorgaba el privilegio de encargarse de tan maña obra. Una anécdota curiosa es….
A la salida nos topamos con el Baptisterio, obra cuyo origen está envuelto de misterio; en el Renacimiento decían que fue construido en honor a Marte, dios de la guerra, para celebrar la fundación de Florencia. Su exterior es típicamente romano; formado por un octógono y con frisos, pilastras y cornisas, su elemento más conocido sea quizás la puerta oriental, llamada Puertas del Paraíso (los paneles originales de bronce se hallan en restauración). Y ya para rematar la zona del Duomo, tenemos el Campanile di Giotto, con 85 metros de altura y una vista de la ciudad desde lo alto espectacular. Dividido en cinco cuerpos, destacan sus paneles hexagonales, en donde se representa por un lado los siete planetas, los siete sacramentos y las siete virtudes, y por otro las cinco Artes Liberales: gramática, filosofía, música, astrología y aritmética.
Otro aspecto destacable de Florencia son las capillas de los Medici. Comprenden tres partes: la Cripta (mausoleo de los miembros menores de la familia Medici), la Capilla del Príncipe y la Sacristía Nueva. La primera parte, la Cripta, destaca por el contraste entre la decoración actual y la patética situación que vivió a la muerte de los Medici allí enterrados, cuando Fernando III amontonó los cuerpos sin preocuparse de distinguir uno de otro. En la Capilla del Príncipe, a la que Lord Byron llamó «ridícula fruslería», representa el mayor desembolso económico de la familia Medici. Algo curioso es que su interior estaba construido con el fin de albergar el Santo Sepulcro, que debía ser robado de Tierra Santa, pero tras el fracaso de la «hazaña» se modificó el plan original. Por último está la Nueva Sacristía, réplica de Miguel Angel a la Sacristía Vieja de Brunelleschi. Las tumbas que allí se hallan son las de Lorenzo el Magnífico y Juliano de Medici, que acompañan a una inconclusa Virgen con el niño.
Y para terminar con los Medici, vamos a hacer una reseña del Palacio Pitti, su lugar de residencia durante 200 años. En su interior, dos museos llaman la atención: La Galería Palatina y el Museo degli Argenti, con objetos pertenecientes a la familia. En cuanto al exterior del edificio, los planos se deben seguramente a Brunelleschi, quien se los presentó a Pitti tras enfadarse por el rechazo de Cosme de Medici. Más tarde, el palacio pasó a manos de los Medici, lo cual no debería sentar muy bien a Pitti, ya que sus familias eran la versión real de los Montesco y los Capuleto shakesperianos.
Llegamos ahora hasta la Piazza della Signoria, con el Palacio Vecchio (ayuntamiento actual) vigilando la ciudad desde lo alto. En la época medieval, mientras los actos eclesiásticos se desarrollaban en la Plaza del Duomo, las actividades municipales lo hacían en la de la Signoria. Allí se pueden admirar diversas estatuas. Colocándose frente al PalacioVecchio y de izquierda a derecha se erigen Cosme de Giambologna, la fuente de Neptuno, Il Marzocco, Judith y Holofernes, una copia del David de Miguel Angel, Hércules y Caco, Herma de Hombre y Herma de Mujer. Esta plaza ha sido testigo de acontecimientos vitales en la historia de Florencia, como la ejecución de Savanarola, y de mítines políticos y espectáculos de masas.
Para acabar, vamos a hacer una breve descripción del que es el más famoso puente que cruza el Arno: el Ponte Vecchio. Con un exterior de color amarillento y repleto de ventanas diminutas (la mayoría verdes) y un «interior» en el que se acumulan pequeñas tiendas y joyerías, este puente representa el romanticismo de Florencia. Hasta 1218 era el único puente que cruzaba el río, estando lleno de carniceros y pescaderos que ubicaban allí sus tiendas. Más tarde se instalaron los curtidores, los barberos, los herreros, los verduleros y todo tipo de vendedores ambulantes. Hoy en día, como digo, los joyeros monopolizan el corredor del puente.
Florencia es arte, cultura y romanticismo y en ella todo parece historia y leyenda. Merece ser visitada solo por sentir su aroma , su aire empapado de grandeza. Al caminar por sus estrecha calles, al ver sus modernistas palacios, al admirar sus iglesias y templos, al observar sus magnificencias, todo se vuelve diferente y el Renacimiento parece volver a nue