Descubrimos la Costa Báltica de Polonia

Gdansk y la costa báltica Polaca son un destino muy popular entre los habitantes del País centroeuropeo, pero esta región es un tesoro desconocido para los turistas del Sur, engloba tanto joyas arquitectónicas, cómo un rico legado cultural e histórico además de unas infinitas playas.

Gdansk, un próspero puerto del Báltico durante siglos, tiene un patrimonio arquitectónico enorme. También podemos andar por Westerplatte, el lugar donde se produjeron los primeros disparos de la Segunda Guerra Mundial. Como cuna del movimiento Solidaridad, la ciudad también te hace consciente de lo lejos que ha llegado Polonia desde la lucha anticomunista de los años 1980. La ciudad se transformó en 2012 para albergar la Eurocopa de Futbol, dónde se disputaron varios partidos y se aprovechó para remodelar la ciudad.

Además, Gdansk, Sopot y Gdynia forman el Trójmiasto, un trío costero con vida de playa, restaurantes asequibles, alojamiento de primer nivel y vida nocturna cosmopolita.

Tampoco debemos dejar de visitar el Castillo de Malbork, la fortaleza de ladrillo más grande del mundo y bastión medieval de los Caballeros Teutónicos. En la región también hay varios castillos góticos más pequeños que enamorarán a los amantes de la época medieval.

La oferta de ocio y entretenimiento es amplia, desde pasear por las playas de arena blanca de Sopot a realizar un crucero en barco que nos llevará a interminables extensiones de costas vírgenes y a los tranquilos pueblos pesqueros de la península de Hel, el patio de recreo de verano del país junto al Mar Báltico.

Podemos probar la pesca en alta mar o las excursiones de buceo descubriendo los naufragios de barcos durante la Segunda Guerra Mundial.

En Leba también se puede vivir una vida idílica a orillas del mar. Desde Leba, estás a un paso de las famosas «dunas en movimiento» del Parque Nacional Sowinski.

Otro imperdible es el canal Elblag-Ostróda, señalado por los polacos como una de las Siete Maravillas del país, es el único de su tipo en Europa, donde las vías fluviales están conectadas con vías de ferrocarril, lo que le brinda la sensación de un crucero en barco y un viaje en teleférico por San Francisco, todo en un paquete. 

Aunque la región es más popular en verano, los tonos otoñales son espectaculares y, en invierno, las playas blancas como la nieve nos regalan vistas impresionantes.

Finalmente, diremos que a pesar de ser un destino de costa, el Mar Báltico es un Mar Frío con temperaturas ambientales y del aire que durante la mayor parte del año no animan a bañarse en sus costas, en cambio, sí que es muy recomendable para escapar del cálido verano Peninsular.

Respecto a los alojamientos, la verdad es que la oferta es amplia y para todos los bolsillos, desde algún hotel de gran lujo a hostales o casas de huéspedes, también últimamente ha crecido la oferta de Cabañas y Glamping, perfectas para pasar unas vacaciones de lujo a precios muy por debajo de los que estamos acostumbrados.

La gastronomía es muy rica, aunque también hay propuestas de todo el mundo, los precios de los restaurantes son realmente atractivos.